miércoles, 18 de julio de 2012
Volviendo a la entrada de ayer...
Y, volviendo a la entrada del otro día y siguiendo el consejo de Fernando, me viene a la memoria que fue Borges el que escribió en un relato que cierto personaje ya no recordaba los hechos que siempre refería, sino sólo las palabras con las que los contaba (me lo recordó Vila-Matas no hace mucho en una novela, aunque el catalán atribuyó la expresión de esa desmemoria a una conferencia del bonaerense). En realidad algo parecido ocurre con las fotografías de los turistas: desembocan siempre en el mismo imposible; a saber: que todos recordamos con el tiempo poco más -muy poco más- que la propia imagen fotografiada. Viajar con lápiz y papel no debería ser algo más extraño que hacerlo con una cámara; sólo que la cámara fija las imágenes para un recuerdo, los papeles elucubran en torno a un asombro.
Fotografía por Mario Muchnik
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2 comentarios:
No me gusta hacer fotos, ni de los viajes ni de Madrid. Cuando las veo, años después, me pongo muy triste pensando en las oportunidades perdidas en la vida. Eso nunca me pasa cuando leo una narración que alguien ha hecho de un viaje o de lo que le ha ocurrido en su ciudad, no sé por qué, quizá porque parece escrito 5 minutos antes.
Pues yo, como tú, he sido siempre muy poco de fotos turÍsticas, la verdad.
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