lunes, 29 de enero de 2018

Cervantes y El Quijote, reiniciar el laberinto

        
 En el último número de la Revista Digital de la Real Academia Hispanoamericana de Artes y Letras aparece un brevísimo relato que escribí hace más de año y medio, mientras andaba metida en el laberinto de la biblioteca de la KU Leuven (Universidad Católica de Lovaina, la Vieja). Fue por encargo de mi buena amiga y académica, Anasofía Pérez-Bustamante y disfruté mucho tejiendo esta brevísima ficción laberíntica, fruto, posiblemente, de la imprsión borgiana que me causaba aquel edificio lovaniense. Leído ahora, me sigue divirtiendo su trama, cosa que me ocurre pocas veces con lo firmo y ya he dado a la imprenta o, en este caso, a la nube.
 Puede leerse haciendo clic  AQUÍ



lunes, 8 de enero de 2018

Con Antonio Cabrera, una extraña hermandad

  Sí, una extraña hermandad es la que vive el lector de poesía con aquellos poetas cuyos textos, además de inspirarle una profunda admiración, además de emocionarle, le llevan a la sorpresa inexplicable de la identificación. Hablo de una identificación en planteamientos que una, a veces, ni siquiera era consciente de haberse hecho. Ya sé es raro, es una extraña hermandad. No escribimos igual y, sin embargo, cuánto de mi manera de sentir el mundo me desvela el poema ajeno. Es difícil de explicar, pero eso que ocurre muy de vez en cuando, con muy pocos poetas. Me ocurre, por ejemplo, con gran parte de la poesía de antonio Cabrera. Entre otros, con el poema que aquí reproduzco para celebrar los progresos de su recuperación. Así que, en vez de decir públicamente "bravo, sigue así", compatiré con quien quiera asomarse a esta ventana un ejemplo: uno de esos poemas.

(Extraído del libro La estación perpetua, Premio Loewe)

miércoles, 3 de enero de 2018

10 años de Igual que lava oscura

    El libro salió el año que estuve viviendo en Inglaterra, aunque había sido escrito antes. Trata todo él un único tema separado en cuatro partes, esto es, en cuatro causas del miedo distintas que no se mencionan, pero cuyo sentido se va desprendiendo de la lectura de cada parte (e realidad, la parte I trata del miedo a la caducidad de las cosas: el tiempo;  la segunda a la soledad, pero entendida como incomprensión; la tercera está dedicada a lo desconocido y la última al dolor.
   Es este, tal vez, mi libro preferido y creo que el que pasó más desapercibido. Así que me  he propuesto rociar esta ventana a lo largo del 2018 con algunos poemas del libro.
   Empezaremos por el poema introductorio, no pertenece a ninguna de las partes porque, en realidad, es de todas y contiene el nombre del libro. Intenta avisar al lector del asunto de las páginas que siguen:


                        EL MIEDO

       Como el tiempo,
       que se arrastra imponente
       igual que lava oscura,
       así es el miedo:
       temblor ue nos posee como a objetos
       y nos decide suyos un instante.

       Como el tiempo es el miedo, como lava,
       como sombra de hielo
       que nos hace más solos
       y nos vuelve los hombros vulnerables:

       un enigma callado que arremete
       y se disfraza a veces de evidencia.

Barry Hilton