Porque ahora se va dejando sentir el cambio de estación, aquí asomo un poema de Kaléko que traduje hace años y pertenece a la antología que publiqué de ella hace tres:
Melancolía de otoño
A mí no se me mustian los
jardines.
No los tengo.
Ni tampoco una casa donde
los vientos giman.
El nubarrón más negro no me
daña,
pues rara vez miro ya al
cielo.
Ya no pretendo estrellas
áureas.
Me conformo con una
lamparita.
No me engaña una dicha, ni
desengaña una espera.
No me duele el otoño,
A mí no se me mustian los
jardines...
Herbst-Melancholie
Mir welkt kein
Garten.
Ich habe
keinen.
Kein Haus,
durch das Oktoberwinde weinen.
Mir tut das
schwärzeste Gewölk nicht weh,
Weil ich so selten nur den Himmel seh.
Ich ziel nicht mehr auf goldne
Himmelssterne.
Mich tröstet eine kleine Gaslaterne.
Mich täuscht kein Glück, enttäuscht kein
Warten.
Mich schmerzt kein Herbst,
Mir welkt kein Garten…
(Kleines Lesebuch für Große, 1935, desde 1956 en Das
lyrische Stenogrammheft)
Hu Jundi
2 comentarios:
Qué bonito, pero que triste. Me ha recordado un poema de Alfonsina Storni.
Es un pelín sarcástica. En esos años estaba muy ligada a la Nueva Objetividad en Berlín (Neue Sachlichkeit). Esa mezcla de melancolía y sarcasmo es muy de ella.
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