jueves, 29 de marzo de 2012

Petrarca y Bécquer

    Parece que en esto del arte -y de la poesía en concreto- las estéticas y los movimientos se suceden con cierta inercia que implica imitación y rechazo como motor de cambio; pero, en realidad, creo que a lo largo de la historia de nuestra Literatura ha habido tres grandes pasos -tres zancadas- que han marcado para siempre la dirección de lo que llamamos tópica y grandilocuentemente "nuestras letras". La primera fue, sin duda, el Petrarquismo, con su carga temática trovadoresca y neoplatónica y su consagración del ritmo acentual del verso a partir del endecasílabo italiano (de la segunda y la tercera me gustaría hablar otro día). Hoy, buscando rimas de Bécquer para mis clases, me propongo hacérselo notar a los alumnos: La rima que sigue sólo puede explicarse como la síntesis final del complicado proceso del enamoramiento neoplatónico que más de una vez describieron los petrarquistas: los ojos que debían ser claros porque irradiaban claridad (luz), la mirada de éstos que con su luz penetra por medio de los ojos del enamorado hasta el alma, donde deja impresa la imagen de la persona amada, la procedencia divina de toda belleza y de la bondad que necesariamente ésta implica... Y en lo formal, el uso de los dos endecasílabos (el de acento en 6ª y el de acento en 4ª y 8ª). Lean, lean, todo el proceso para el que Garcilaso necesitó catorce versos apretaditos, resumidos en cuatro:


  Hoy la tierra y los cielos me sonríen,
  hoy llega al fondo de mi alma el sol,
  hoy la he visto..., la he visto y me ha mirado...
  ¡hoy creo en Dios!



   
    Precisamente un romántico tardío viene y nos propone la traca final de ese fuego de artificios que había sido el petrarquismo...  Me corrijo ¿he dicho traca final...? Quitemos lo de final, que en esto de las convenciones literarias, nunca se dice la última palabra... ni el último verso.








jueves, 15 de marzo de 2012

La primavera y Eugenio Montejo

     Me he comprado algunos utensilios de jardinería y he hecho en el ancho alféizar de mi ventana mi homenaje a la primavera. Como ayer racheó el levante, para proteger las pletóricas pero delicadas francesillas, eché el toldo hasta abajo del todo y, de este modo, me he quedado con mi pequeña fiesta de flores  sólo para mi propio disfrute(como el gigante del cuento de Oscar Wilde). Sin embargo, esta mañana me ha despertado un jolgorio de pájaros desde el otro lado de la lona blanca y amarilla, y me he acordado de unos versos de Eugenio Montejo:

    (...) La primavera con su sangre verde
         anda por dentro de las cosas
         y el gorrión lo conoce (...)

        Por cierto que, hace unos días, Rafa Téllez, el poeta de Fuentepalmera, me contaba que Eugenio Montejo estaba malito. Cuídese mucho, poeta.
   


He aquí una muestra de este arrebato primaveral en mi ventana hoy, día 15, hacia las 5 de la tarde.


martes, 13 de marzo de 2012

La zurrapa del tiempo

     "Nos quedará el recuerdo", dicen en las películas. El recuerdo, menudo fraude: imitación barata de la vida,la zurrapa del tiempo. Ya sé, ya sé que me contradigo, pero es que hay días... Y lo que yo quiero es eternidad, no recuerdo.



viernes, 9 de marzo de 2012

Ya sé que llego tarde

Ya sé que llego tarde, pero más ha tardado la RAE en hacer público lo que el sentido común y la gramática reclamaban. ¿A qué han estado esperando? ¡Bravo por Ignacio Bosque!



sábado, 3 de marzo de 2012

¡Ha nacido un filólogo ensayista!

 
    Resulta que yo quería que los alumnos redactasen breves textos argumentativos y, a la vez, conocieran mejor La Regenta y las técnicas del realismo literario. Con esas buenas intenciones les pedí a todos que, a través de unos fragmentos bien seleccionados de la obra, argumentaran el carácter de los principales personajes de la misma.  Jaime nos sorprendió con su tesis: "¡Victor Quintanar es homosexual!" Yo me sonreí para mis adentros pensando: "¡Pero qué obsesión adolescente!" Sin embargo, la mueca (interior, siempre interior) me fue cambiando conforme escuchaba a Jaime que leía de su propio bloc: "En primer lugar, porque en la escena final del duelo contra Álvaro Mesía,  D. Víctor duda, siendo como era un gran cazador, no por magnanimidad, sino porque piensa lo triste que era que él fuera a disparar contra "aquel guapo mozo que hubiera hecho feliz a Anita". Me quedé pensando, dudaba. ¡Qué porras! No me hizo falta escuchar más. Jaime está hecho todo un crítico literario, mejor aún, ¡un filólogo ensayista! y cursa 4º de Diversificación.
   Felicité al alumno y le puse un positivo, pero lo he pensado mejor: voy a subirle la nota.