viernes, 27 de julio de 2012

Posibilitadora

   Murió la posibilitadora de José Luis, José Luis Tejada, el poeta tan querido por todos. Ella, la mujer fuerte de ojos bellísimos, la amiga, la esposa, la amante de sus poemas, descansa en paz. 

LA PRIMERA PALABRA

Te debo esa palabra : 
posibilitadora.
El niño que uno es siempre 
necesita la concha 
de tus manos, el techo 
de tu bondad redonda.
El que sepa valerse 
por sí mismo, que rompa 
a andar según le guíe 
su gana poderosa.
Pero quien esto escribe 
gracias a la amorosa 
soledad en que erguiste 
por mí, silencio y sombra; 
quien toda esta paz íntima 
-imprescindible alfombra 
donde posar de lleno 
la palabra y la obra- 
recibió de tu cuido 
de ave-madre afanosa, 
de tu redor de mimo, 
de tu celo y tu colcha; 
quien se encuentra en la mano

la pluma abierta y pronta, 
la página delante, 
la luz detrás felposa, 
y gracias a las tuyas 
liberadas sus horas; 
quien, como yo, te debe 
la ocasión creadora, 
el cerco de lo bello, 
la caza de la forma, 
no paga aunque te entregue 
las briznillas de gloria 
que vendrán, si es que vienen, 
cuando Dios lo disponga.
Lo menos que hacer puede 
es buscar la más honda 
palabra, las más fuerte, 
más exacta y hermosa 
que, si no pague, al menos 
la deuda reconozca.
Y afinándose el labio 
por darla más sonora, 
signando y santiguando 
la intención y la boca, 
llamarte simplemente 
           posibilitadora.


(José Luis Tejada: El Cadáver del alba)


Sus hijos, José Luis, Pablo y Jesús, me cuentan que a ella le encanta que José Luis la llame así.


Esta es la vista que hay desde la puerta de la casa en la que vivió en esta ciudad

jueves, 26 de julio de 2012

El joven bosnio

 Lo que voy a contar a continuación sucedió la tarde-noche del 18 de julio durante uno de los trayectos de mi último viaje. Iba sentada junto a la ventanilla en un autobús interurbano que nos llevaba dando tumbos por la zona fronteriza de Croacia con Bosnia Herzegovina. Justamente en el asiento de delante viajaba un joven de unos 18 o 20 años, guapo, moreno, educadísimo. No fue difícil entablar conversación con él sobre la geografía que recorríamos y, de ahí, la conversación se deslizó inevitablemente a una guerra que él conocía bien por el pavor que le habían comunicado sus padres. Así, a lo largo de más de cuatro horas de viaje fui sabiendo -mientras atravesábamos ciudades en las que las explanadas de lápidas ocupaban manzanas enteras- los detalles, en primera persona del plural, de aquello de lo que estuvieron hablando los telediarios durante bastante tiempo en una lejana tercera persona. Nos nombró con su propia voz las violaciones masivas y cruentas de mujeres, los vecinos amigos que se volvieron de pronto enemigos salvajes, las matanzas terribles que sufrieron y de las que ya habíamos tenido noticia en la distancia. Los adjetivos tal vez los pongo yo traduciendo su mirada dolida y su voz suavísima y triste (ahora no recuerdo ya su nombre, pero sí esos ojos y ese hilo de voz grave). Nos dijo que estaba viajando por la tierra en la que había nacido, excepto por una región: sus padres le habían pedido que no pusiera un pie en territorio serbio...  Yo tuve en ese momento la sensación de que estaba asistiendo a una especie de rito de mayoría de edad, a un raro viaje contrainiciático por su naturaleza terminal: "de aquí vienes, joven bosnio, mira con tus propios ojos las huellas de un horror repetidamente contado... Después tendrás que levantar una vida distinta, muy distinta".



 P.S. Terminaré con una confesión: en dos entradas recientes (las que hice el 16 y el 18 de julio) he mentido respecto al tiempo de los hechos. Lo he hecho por miedo a decir en internet cuándo iba a estar ausente de casa. Una nunca sabe dónde atisban los asaltadores. De modo que cuando dije que acababa de volver de un viaje era que sólo lo preparaba. En lo sucesivo procuraré no decir mentirijillas a mis escasos lectores, ni siquiera para proteger mi exigua propiedad privada. Callaré lo que no deba decir y punto.



miércoles, 18 de julio de 2012

Volviendo a la entrada de ayer...

  Y, volviendo a la entrada del otro día y siguiendo el consejo de Fernando, me viene a la memoria que fue Borges el que escribió en un relato que cierto personaje ya no recordaba los hechos que siempre refería, sino sólo las palabras con las que los contaba (me lo recordó Vila-Matas no hace mucho en una novela, aunque el catalán atribuyó la expresión de esa desmemoria a una conferencia del bonaerense). En realidad algo parecido ocurre con las fotografías de los turistas: desembocan siempre en el mismo imposible; a saber: que todos recordamos con el tiempo poco más  -muy poco más-  que la propia imagen fotografiada.  Viajar con lápiz y papel no debería ser algo más extraño que hacerlo con una cámara; sólo que la cámara fija las imágenes para un recuerdo, los papeles elucubran en torno a un asombro.

                      Fotografía por Mario Muchnik

lunes, 16 de julio de 2012

Subrayar la vida

  He vuelto de un viaje y, como hago siempre que me ausento para vivir un corto paréntesis de lo acostumbrado, fui tomando notas de mis impresiones. El destino de esas hojitas acabará siendo esa memoria devastada que se esconde entre los cajones del desorden o los anaqueles de lo inconcluso. Cada vez que salgo un poco lejos hago lo mismo: emborronar unas cuantas páginas con sensaciones y reflexiones sobre la sorpresa que es todo viaje. No sabría decir por qué. Tal vez es que soy tan flaca de memoria que busco que las palabras en el papel me ofrezcan una segunda misma experiencia de las cosas. Al fin y al cabo, escribir es sólo una manera de intentar subrayar la vida.
Ernest Descals


viernes, 13 de julio de 2012

Arte sobre arte

   Escucho el último CD (¿maqueta se sigue llamando?) que Carmen Garrido me envía. En esta ocasión le ha puesto música a tres poemas de Javier Salvago: "Evocación y elegía", "Los primeros placeres" y un haiku. Han sido ahora tres lieder para piano y barítono. Me dice por teléfono que ya cierra el proyecto y lo mete en un cajón. Me da pena tanto esfuerzo, tanta creatividad y tanta pasión que se va a quedar archivada y olvidada, como esas otras cosas que pasan desapercibidas y se mueren de puro secreto. El proyecto es de Carmen, ella es la compositora, la pianista, la que ha ido eligiendo uno por uno a los poetas y los poemitas que le hacían tilín (le hacían tilín a ella y consiguió que sonaran con armonías impensadas por nosoros); sin embargo yo me siento muy vinculada a su empeño romántico porque he vivido el origen de todo, desde que ella encontró un poemita mío en una RevistAtlántica y lo sintió muy suyo y lo hizo canción para soprano... Desde entonces, Carmen y yo somos amigas y, aunque en total creo que le ha puesto música y ha grabado más de 20 poemas de distintos poetas contemporáneos, yo sé ya que escribir unos versos tiene sus hermosas consecuencias; aunque el esfuerzo enorme de Carmen, y esta porción de arte sobre arte se vayan a perder en un cajón y en los archivos más polvorientos de la SGAE.


martes, 10 de julio de 2012

Los jardines de hielo

 Días de mucha ocupación estos. Sin embargo, siempre hay tiempo para recomendar lo bueno de los amigos. Este es el caso del trabajo de José María Moreno Carrascal (no, no tiene ningún parentesco conmigo).  De José María conocíamos su labor como traductor de poesía; suyas son las estupendas versiones de Bukowski, Updike, Wallace Stevens, Nabokov o D.H. Lawrence, entre otros. Los jardines de  hielo está cargado de personajes solitarios y de paisajes que los corroboran con impresionismo perfecto. Libro de atardeceres y de orillas -la presencia casi constante del mar como fondo, el mar como eterno presente-, de viajeros que hacen un alto para observarse. Con esta primera publicación de su poesía propia, José María Moreno confirma que las traducciones de poesía no pueden ser sino obra de un poeta.


    JUNTO AL EMBARCADERO
      (Exilio en Gades)


   La brisa, sin más,
   y esta mañana limpia.


   No fíes tu ilusión en lo que pasa.
   Sólo en vivir empeña tu energía
   -la que a estas alturas aún te reste-,
   tras haber dudado ya de casi todo.


   Piensa que, al fin, la vida,
   como esta luz que ahora te envuelve,
   regala claridad, desbanca sombras.



lunes, 9 de julio de 2012

Vanidades

   Desde el alto estrado de un aula universitaria, con cierto tono de barítono tronante y  pose condescendiente, el profesor ponente les habló -mientras acariciaba el brazo de su cátedra- sobre la vanidad de los poetas...


Arcinboldo, naturalmente

martes, 3 de julio de 2012

¡Horror, qué error!

   Pues sí, nadie se ha dado cuenta, pero se la dará todo el mundo (y, si no, sería peor: si nadie acaba dándose cuenta significaría que nadie habrá leído el libro). Me han atribuido un poema de Mascha Kaléko a mí y yo únicamente soy la traductora. No sé en qué momento se traspapeló en la impresora, en maquetación, en una carpeta...  Ayudó que el poemita mencionara la cruz siendo su autora judía. Qué sé yo. No me acusen de plagio, ha sido una errata. ¡Qué horror de error!
   Lo único que está en mis manos es dar fe de la errata, avisar a Javier Sánchez M. (ya lo he hecho) y copiar aquí las dos versiones:


ALTES REZEPT

Nimm das Dasein als Bewährungsfrist,
ohne klagen, ohne fragen.
Schweigend steig hinauf die dunklen Treppen,
weil es immerhin noch leichter ist,
sein Kreuz zu tragen,
als es zu schleppen.

            (Das himmelgraue Poesie-Album)


VIEJA RECETA

Tómate la existencia como tiempo de prueba,
sin quejas, sin preguntas.
Sube calladamente la sombría escalera,
porque, después de todo, resulta más liviano
cargar la propia cruz
que irla arrastrando.