miércoles, 29 de enero de 2014

De Rilke y de El Greco

   Cuando, el 14 de noviembre de 1912, Rilke le envía a Matilde Vollmöller-Purrmann una carta en la que describe apasionadamente la pintura de El Greco ¿se daba cuenta de que transmutaba, por una extraña metonimia, al pintor de Candía de creador en personaje? El Greco es tan obra de Toledo para Rilke, como El Cid, o Don Quijote y Sancho son fruto de Castilla para Manuel Machado, para Unamuno, para Azorín...  Escribe el poeta a la pintora  amiga:
   ¿Y el Greco, pregunta usted? (...) se halla tan metido dentro de esta naturaleza que casi se le pierde cuando se alisa un punto calquiera de una piedra, cualquier quiebra de esta montaña; parece así, se puede jurar, que un apóstol, una Concepción de María se vetea en sus colores. Pero, naturalmente, no se olvida por un solo momento que estas condiciones fueron capaces de lograr un gran pintor...
                       (Traducción de Jaime Ferreiro Alemparte)

Ya ven: es de Toledo de donde surge la obra pictórica, es el paisaje el que hace al pintor.  


lunes, 27 de enero de 2014

Literatura, ideas, 98 y Rilke

   Explico estos días la generación del 98 en 4º de ESO y coincide que estoy leyendo las cartas que Rilke enviara desde España de noviembre de 1912 hasta febrero de 1913.  La devoción que Rilke demuestra en 1912 por Toledo es de la misma clase de emociones de las que leemos en los autores del 98 (en 1912 publicaba Antonio Machado la primera edición de Campos de Castilla y Azorín su Castilla). Y como no parece que Rilke se viera imbuido ni por la Institución Libre de Enseñanza, ni por la pérdida de Cuba y Filipinas, ni por el Regeneracionismo de Costa, no se me ocurre de qué magma histórico procede esta coincidencia. 

  Rilke también busca a España en España y la encuentra llena de alma, de una alma fuerte y personalísima, en el paisaje castellano. A veces parece que las ideas sean entes que germinan en una dimensión desconocida, que van tomando cuerpo alimentadas por queseyoqué episodios incalculables (una novela que sólo leen treinta personas, un invento de apariencia aséptica ideológicamente hablando, un suceso social que crea un cierto clima emocional en una generación, el eco de un argumento, de una exposición, de una nueva enfermedad, de un descubrimiento, de una ocurrencia privada...). Estas pequeñas luces diferentes emergen en la historia dejando caer sus frutos en lugares distintos, a modo de rocío invisible o de rayos poderosos.

 El Greco (Toledo)

martes, 21 de enero de 2014

Tres años

    Extraño pudor este que me ha estado impidiendo escribir tu nombre mes tras mes, que incluso me ha frenado escribir "hermana" hasta este momento y que, sin embargo, me permite hablar, mes tras mes y con la mayor de las impudicias, del dolor de tu ausencia. Extraño pudor parcial el mío que dura ya tres años y que hoy venzo a medias. 
     Y todo con el difícil coraje de no ceder ni un resquicio al olvido de ti en este mundo.

lunes, 20 de enero de 2014

Maneras de mirar (10): Falso silencio


    FALSO SILENCIO

              D'aquella mar venia l'aspre cant 
               d'una veu d'ira 

                   (Salvador Espriu)


   No es ira lo que de aquel mar surge,
sino algo parecido a la melancolía,

sueño de horas desvanecidas,

como un eco de tiempos irreales.



   No son voces de ira, sino un rumor
de miríadas de amaneceres soñolientos

y olvidadas noches,

una procesión nocturna de silencio

hecha de rostros, costas y ciudades

a los que una rueda inclemente hace invisible.


             (José María Moreno Carrascal)

     Siempre entendí la historia de la literatura como una especie de diálogo sobre temas que son eternos a través del tiempo y de las ideologías. Así lo manifesté el día que abrí esta ventana. Cuando hacemos literatura nos damos la razón profundizando con aportaciones nuevas, o nos la quitamos avanzando en una dirección distinta; enriquecemos la literatura porque nos emocionamos ante las cosas con sutilezas diferentes... Al fin y al cabo, se escribe porque se ha leído. Así de simple es esto de la literatura.

     José María Moreno Carrascal demuestra saberlo cuando(no sé si inconscientemente) echa mano de una cita como preámbulo de sus poemas. Lo hace con cierta frecuencia, eso es muy de él. En este caso la cita es el punto de partida de unos versos en su contra: frente a la experiencia de Espriu, el mar no tiene voz de ira cuando Moreno Carrascal escribe, sino la melancolía de los muchos recuerdos que le ha sembrado el tiempo con su "rueda inclemente" (la rueda cíclica de los años, de las estaciones), sus "horas desvanecidas" y sus "miríadas de amaneceres"... De modo que habla José María Moreno del mar, pero a la vez nos habla del tiempo; no del tiempo que fluye y se escapa, que para eso la literatura ha consagrado la imagen del río, sino del tiempo agolpado en la memoria, el tiempo en bloque ante los ojos del que recuerda.

     Pero las palabras en un poema suenan. Salvo ciertos episodios experimentales, la poesía juega siempre a ser hermana de la música.  De este modo se construyen los versos, buscando los sonidos adecuados para acompañar con su música a las ideas, las sensaciones que están en las palabras. "Sueño de horas desvanecidas", dice el poeta imitando con las eses la respiración pesada del que duerme y, más abajo, "un rumor de miríadas de amaneceres", añade, imitando un murmullo, un ronroneo suave. Fíjense cómo arrastra sonidos fricativos ("s" sobre todo) y líquidos ("r" y "m" aquí). Más adelante aparecen las sílabas cortantes de las oclusivas dentales ("costas, rostros y ciudades"), cuando vuelve la mirada en la memoria para describir la tierra. 

     El título del poema tiene una doble razón: no nos ha sido dado a los mortales el silencio. Todo suena, todo dice. Y en esta facilidad para hacer sonar el fondo (para darle timbre a las ideas) tiene mucho que ver la tradición anglosajona que durante siglos ha marcado el ritmo de sus versos por medio de la aliteración, esto es, por la repetición de sonidos dentro del verso. Moreno Carrascal ha sido un gran lector en inglés, un estupendo traductor de poesía en esta lengua. Así que, ya ven, y yo vuelvo a lo mío: uno escribe porque lee, desde luego, pero además, uno escribe como lee.

Sorolla

sábado, 18 de enero de 2014

Más de cine

   Fuimos a ver La ladrona de libros y salimos contentos, emocionados por la película.  ¿Por qué entonces esa sensación de pequeño fraude? Me he quedado con la impresión de que, con un escogidísimo montoncito de recursos consabidos muy bien administrados, me habían llevado a donde sentimentalmente ellos querían. Pero ¿por qué me molesta eso tanto?, ¿acaso el arte no consiste en eso? Sí, me digo, pero es que esta vez reconozco tan bien los recursos, que por muy magistralmente tratados que estén, técnicamente hablando, me ofenden la inteligencia. A saber: la niña rubísima dulce y huerfanita, el superior (en este caso la superiora, porque se trata de la madre adoptiva) áspero y desagradable que oculta un corazón de oro bajo varias capas de aparente sadismo, la declaración de amor en el lecho de muerte, el malo malísimo sin un resquicio de corazón (que es el alcalde nazi), el hermanito muerto...  Si la obra no me ofrece algo enriquecedor, algo no archiempleado ya (en los conceptos o en lo fortmal, eso da igual), me parecerá un objeto de alta artesanía, pero no será arte, no será arte. 


miércoles, 15 de enero de 2014

José María Moreno Carrascal: una hermosa manera de ser cosmopolita

     Se marchó ayer José María Moreno Carrascal de vuelta al otro lado del océano.  Vino a presentar su último libro de creación propia, que es el segundo; aunque él ha sido poeta desde la traducción durante muchos años (a él se deben magníficas versiones de D.H. Lawrence, Wallace Stevens, John Updike, Nabokov, Bukowski o W.S Merwin...) y a darle encarnadura en español a los versos ajenos dedicó muchos años de actividad literaria.

     Por los versos de este buen libro deambulan personajes de estirpe estoica que hibridan lo aborigen y lo cosmopolita, la intimidad y la cultura. Son hombres que a veces atraviesan mares (como él), pero otras veces atraviesan años ("Latitud y tiempo" se titula el poema de las páginas 12-16). Algunos otros títulos de esos poemas son también muy evocadores de cierta suerte de fusiones actualísimas: "Ubi sunt en el trópico", o "North Atlantic haikus". 

   Tal vez se deba a las voces viajeras de esas páginas la lapidaria serenidad de los versos y tal vez la melancolía contenida que encierran es el tono de quien ha visto mucho, y ha sentido mucho, antes de tomar la perspectiva de la aceptación.  Las expresiones en inglés y en italiano se mezclan con ciertos americanismos de la misma manera que la tradición de la que bebe José María es igualmente la de la poesía española y la de la anglosajona (sin desdeñar otras, y pienso ahora en los haikus de este libro).  El resultado es siempre buena poesía serena y reflexiva:una hermosa manera de ser cosmopolita.



sábado, 11 de enero de 2014

Pseudoarte

   La mala obra de arte (el pseudoarte, el no-arte) es monolítico y unidireccional; y cuantos más añadidos adornantes se le busquen, tanto peor. El verdadero arte tiene la rotundidad de un diamante perfectamente facetado.

Tayete García Mazariegos (acuarela)

viernes, 3 de enero de 2014

Amontillado y Jazz para empezar el año.

    El local, un tabanco. Por las paredes, carteles de toros de los 70 y una mijita de mugre. Poco después de afinar, los muchachos del trío de Jazz se dispersan un momento a saludar a algunos de los asistentes con su cañita de cerveza en la mano. Nosotros charlamos con Alejandro, el contrabajo, antiguo alumno mío de su época de bachillerato. Tres metros más allá dos hombres baten palmas por no sé qué palo. Qué bien suenan. No cabe un alfiler. E. se ha encontrado con alumnos y conversa un minuto alegremente con ellos.
   Cuando van a empezar a tocar nos sentamos, con nuestra ración de carne mechá en papel de estraza, haciendo equilibrios en dos banquetitas desvencijadas. Apenas cabemos en el exiguo espacio que queda en la boca de lo que se finge escenario. Respiro hondo y el amontillado de la copa deja de parecerme áspero. 
Feliz 2014.

Chipola (Tomada del blog del autor)