domingo, 29 de diciembre de 2013

Profundamente machista

   Me cuesta mucho trabajo hacer de este blog una ventana para algo que no sea la literatura y el arte, pero cierta cintura le viene bien a la vida y tampoco tiene una que forzarse demasiado para no salirse nunca, sin excepciones, de los propósitos iniciales.  Lo digo porque en estos días es tan bullente la polémica en torno al aborto que me parecería hacer ocultación si no me asomase a decir lo que pienso.

   Me veo ahora repitiendo cierta actitud de mi padre hace años. En la Facultad, que entonces se llamaba de Filosofía y Letras, un profesor humillaba a una alumna; parece que ésta había insinuado en clase que no le gustaba el Impresionismo. Me cuentan que mi padre levantó la mano en medio de la diatriba y el profesor interrumpió el discurso para preguntarle que qué quería. Mi padre respondió tan alto y claro como pudo:

 -Sólo quería decir que a mí tampoco me gusta el Impresionismo.

   Y siguió tomando notas o fingiendo que lo hacía.

   Pues algo así es lo que quiero hacer hoy: decir en alto que yo tampoco creo que el aborto sea un derecho. Mi razón me dice que lo que crece dentro de una madre NO es ella, que esa vida es genéticamente distinta, aunque dependiente de ella y que eso me basta para considerarla protegible por encima de todo. Que lo que esta sociedad necesita es que se pongan en marcha políticas que defiendan la maternidad y la paternidad con prestaciones que ayuden a toda mujer embarazada y a toda madre económica, sanitaria y socialmente. 

   Y ya que levanto la mano y hablo, añadiré otra cosa que pienso: no me parece que ciertas iniciativas tan aplaudidas por progresistas y feministas en los últimos años le hagan ningún bien a la mujer. Fomentar en el varón la irresponsabilidad de sus actos abocando a la mujer a decisiones de enormes repercusiones negativas tanto médica como psicológicamente (y aquí no sólo hablo de las consecuencias del aborto, sino de la tan aplaudida píldora del día después), me parece profundamente machista. 

Rudolf Szyszkowitz

viernes, 27 de diciembre de 2013

Pintura, naturaleza y quietud

   He pasado buena parte de la tarde con este libro. Las espléndidas reproducciones de los cuadros de Ricardo Galán Urréjola y los textos tan sensitivamente sabios de Ana Sofía Pérez-Bustamante han sido como sentarse ante el hogar cálido del arte después de mucho tiempo a la intemperie fría de los ruidos aturrullantes. Yo había estado en su presentación hace unas dos semanas, pero parece que el silencio y la calma son beneficiosas para disfrutar estas cosas. Lo digo porque me ha gustado especialmente una de las secciones llamadas still life (vida quieta) que es la expresión con la que la lengua inglesa se refiere a las naturalezas muertas. Aquí escribe Ana Sofía:
(...) pero cómo puede ser igual una naturaleza muerta que una vida silenciosa, una vida inerte que una quietud vivida.
   Y yo añadiría: una quietud vivida tan intensamente..., con esa vida que sólo está en las cosas quietas y en el silencio.

Galán Urréjola, naturalmente

lunes, 23 de diciembre de 2013

Seguidilla navideña

     Por ser pronto Nochebuena, dejo aquí el villancico con el que he estado felicitando por correo-e las Navidades este año.
    ¡FELIZ NAVIDAD!

         Ángeles invisibles
       baten las alas
       y el murmullo del aire
       lleva guirnaldas.
  
         Mañana santa:
       en el pecho revientan
       granadas blancas.




Correggio

domingo, 22 de diciembre de 2013

Con hora y media de retraso

   Hasta hace poco más de una hora ha sido día 21. Llego tarde a esta cita, pero no por olvido; se me está haciendo tan normal vivir con la carencia, que la cita en esta ventana se ha vuelto una cosa más del día, una más aunque aún dolorosa. Esto es lo que suele ocurrir con todo lo que reconoces tuyo para siempre, que a veces lo pospones a las urgencias novedosas porque ya sabes que está ahí y que siempre va a estar integrado en tu vida, como tu color de ojos o tu horror por las salamanquesas. Y es que ya has pactado con la supervivencia cierta aceptación no del todo digna.



martes, 17 de diciembre de 2013

Un gorrión es un gorrión es un gorrión

  Las cosas que nos rodean son lo que son, pero además evocan. Y, sí, vivimos en un mundo interpretado, como escribió Rilke, sólo que, algunas veces, se nos revelan interpretaciones inusuales, como en sueños... Por eso existe la poesía.

   Del libro Un fuego inesperado de Ricardo Rodríguez:

              EN AQUEL SUEÑO

  Con qué delicadeza se movía 
por el cielo encendido, entre los árboles,
el pájaro que ayer vi en aquel sueño.
¿Qué quería decir, qué me decía
entre las ramas súbitas y espesas,
aquella levedad de plumas blancas?
¿Que soñar es vivir y que los seres 
que amamos en los sueños nos alientan
como un soplo divino al despertarnos?

Ahora, mientras miro a este otro
pájaro gris que vuelve al nido, pienso
cuál es el verdadero, si el astuto 
gorrión atento y precavido
que mide las distancias,
o ese breve latido del espíritu
que ayer llenaba el bosque, en aquel sueño.

Gonzalo Gil

sábado, 14 de diciembre de 2013

Y hablando del habla...

   No acaba una de dolerse del afán por vulgarizarlo todo, cuando lee la siguiente perla en un examen de bachillerato (sí, sí, toca fin de semana corrector, qué le vamos a hacer...):
  "La escuela de traductores de Toledo (sic) (y el sic es mío, claro), que más tarde se puso en manos de Alfonsi en el siglo XII"
   No, no es una grafía deformada por los nervios al escribir. La grafía es clarísima y, además, las prisas no debieron existir habida cuenta de que tuvo casi hora y media para redactar poco más que esas dos líneas. Por un momento me he dicho: ¿leyó esta muchachita mi entrada anterior y ha querido hacerme un guiño? ¿Ustedes qué creen?  Es que a mí lo que me parece es que algún día escuchó en clase, en medio de su soñolencia por las arduas noches de televisión y "play", aquello de la "Escuela Alfonsí" y, sin notar el acento, se dijo: "Tate, me pueden preguntar por la escuela del maestro ese que se llama como el novio de la Paqui"


Alfonso X y su corte en Las Partidas

jueves, 12 de diciembre de 2013

Arreglá pero informá

    Es realmente curiosa esta reciente tendencia de los estudiantes a tomarse confianzas con los autores del siglo pasado. Vale que quieran disimular que se les ha olvidado el apellido (a Galdós lo llama mi alumna X, de 4º de ESO Benito Gómez) Pero qué elegante y bien disimulado hubiese quedado que su compañero Y lo llamara D. Benito, en lugar de este "Benito" para acá, "Benito" para allá que le he soportado durante más de una carilla de folio en su ejercicio. Yo creo que lo del "don" les suena a ellos entre pueblerino y sumiso; algo de eso debe de ser, y la cosa estará en consonancia con lo que últimamente me pasa en algunos comercios. "Señora, ven para acá", me dijo no hace mucho una jovencita de no mucha más edad que estos alumnos. Yo, naturalmente, fui para allá entregadita a la barbarie y sin decir ni mú, por si pudiera parecer que ofendía su desparpajo de dependienta ensusitio. Digo yo que esta debe de ser la versión última del chandal con tacones, "arreglá, pero informá"; no tiene más remedio.

 D. Beníto, por D. Ramón Casas

martes, 3 de diciembre de 2013

Es que hay rachas...

   El coche, en el taller; el catarro, no se acaba de marchar; en la mesa de trabajo de casa, demasiadas decenas de exámenes por corregir empiezan a parecerme auténticos conatos de columnas salomónicas; para un trabajillo de investigación se me estån pasando ya todos los plazos... Para colmo de males, me anuncian los mecánicos el precio desorbitado de la reparación y el ordenador se quedó caput justo ayer mismo (escribo desde la tablet). Con estas perspectivas no sabe una si meterse en la cama a dormir o si obviar el cansancio y salir a tomar un vino y a reírse a carcajadas de todo ... La peor solución es siempre la que acaba una tomando, a saber: ponerse a corregir exåmenes con un bocadillo y un paracetamol  por cena y olvidarse por unos días de que tiene (¿tuvo?) coche y cierta documentación organizada.  Ah, y dejar de maldecir en voz alta, que los vecinos ya sospechan.
Imagen: Egon Schiele