A E. A unas horas tan sólo de pasar esta frontera insulsa que le han impuesto a nuestros días, recibe este minúsculo homenaje que le tomé prestado a un poeta de Arezzo -aquel que me enseñó la música con la que escribo-, y deja que bendiga sin embargo el año, el punto, el día, la estación, el lugar, el mes, la hora y hasta el país y los países todos que en mí marcan las lindes que tú solo has signado.
De alguna manera, sigue preparando el conciertito para la Nochebuena en casa de mis padres con todos los niños. Y seguirá sonriendo ampliamente la noche del 24 de la mano de todos ellos.