domingo, 24 de septiembre de 2017

Baudelaire y Munárriz


FLORES IGUAL DE FRESCAS


Las flores del mal. Charles Baudelaire
Versión de Jesús Munárriz. Ed. Bilingüe. Colección Poesía Hiperión, 700.
Madrid, Hiperión, 2016


Traducir y publicar de nuevo un hito de la literatura contemporánea (el propio traductor-editor de esta versión ha contado una veintena de versiones en el mercado ) tiene mucho de declaración de principios. De las dos páginas que, a modo de breve epílogo final, cierran el volumen pueden inferirse precisamente algunos de estos principios, a la vez que el interés por esta nueva traslación a nuestra lengua de la obra cumbre de Baudelaire. 


Las flores del mal, por ser el reconocido punto de inflexión de la Edad Contemporánea de la poesía, tenía que estar en el catálogo de Hiperión. En ese sentido, misión cumplida y cumplida con excelencia. La obra de Baudelaire es el texto de partida de prácticamente toda la poesía occidental del siglo XX, la primera que incorpora la ciudad como ámbito central del poema lírico y la primera en sentar de una vez por todas, y ya definitivamente, que el concepto de belleza aplicado al arte es, cuanto menos, un malentendido.  Por otro lado, esta nueva versión de la obra supone implícitamente una concepción muy determinada de lo que significa la traducción en el campo de la recepción de las ideas estéticas, esto es, postular que también las traducciones de una obra puedan ser tan hijas de su momento histórico e ideológico como lo son las propias obras originales, lo cual es una cuestión no baladí. Las traducciones se llevan a cabo para los nuevos lectores y de algún modo responden al momento estético en el que han sido hechas, de la misma manera que los textos originales han de ser juzgados primeramente por sus aportaciones al momento en que aparecieron por primera vez, aunque el tiempo y las sucesivas lecturas los enriquezcan y los acaben poniendo en su lugar.

Se opta en esta versión por el respeto al metro original. El hecho está no solamente justificado, sino también recomendado por el formalismo clásico de Las flores del Mal que tanto contrasta con el carácter subversivo de sus temas y que constituye uno de los sellos fundamentales de la obra. Se acoge sin embargo al verso blanco, elección que ya había hecho Luis Martínez de Merlo en su traducción de 1991. El criterio, naturalmente, fue distinto en 1948, fecha en que la argentina Nydia Lamarque dio a la imprenta una versión (la primera en nuestra lengua de la obra completa) que respetaba incluso la rima de las estrofas del francés. Eran otros tiempos. 

Munárriz prefiere también seguir la estructura de la edición francesa de 1861, por considerarla la más completa revisada en vida de su autor, pero, para completar el conocimiento total de la obra, añade después los seis poemas censurados en el texto original de 1957 así como los poemas que parecían completar la totalidad de la obra y que fueron añadidos por los editores inmediatamente posteriores. La versión que presentamos enriquece, además, esta publicación con un útil índice de nombres. 

Es importante señalar que esta traducción ofrece, en cuanto a la sintaxis y a los giros lingüísticos, una frescura que, precisamente por su ligereza, resulta más fiel al texto de Baudelaire para el lector de nuestros días. Que opte por actualizar “esplín”, sustituyendo el extranjerismo spleen habitual en versiones anteriores, puede ser un rasgo muy significativo del tono que alienta esta edición.

 En las traducciones poéticas siempre se juega con efectos de matiz, la cuestión está en acertar con ellos, como es el caso. Cuando se trata de acercar al lector de nuestros días esa mezcla de ritmo convencional y desparpajo insólito que hicieron grande una obra como la que tenemos entre las manos, estos matices resultan fundamentales.



Inmaculada Moreno 
(Publicado en n. 3 de Pliegos Sueltos de la Academia, mayo-2016)

F. Kupka



No hay comentarios: