lunes, 16 de septiembre de 2013

Otra vez, que si arte, que si belleza


Fuimos a verla hace algo más de una semana. Estoy hablando de Renoir, de Gilles Bourdos. Inevitable establecer comparaciones con El artista y la modelo, que ya traje a esta ventana el mes pasado. Inevitable comparar, pero no hay comparación. La de Trueba habla sobre el arte y ésta de Bourdos cuenta una anécdota anexa al arte para buscar imágenes bonitas, filmando poses muy cuidadositas y mimando el color y la composición del fotograma, como si estuviera forzando todo el tiempo un resultado plástico. El resultado nunca llega a tener esa magia de la ausencia de impostura. 
Sin embargo en El artista y la modelo, (que, por cierto, renuncia al color) encontramos la exposición de una poética general del arte muy seria que analiza en qué consiste crear una obra y abarca la compleja relación del arte con la realidad, que le es siempre modelo parcial (genial cuando la modelo le dice al artista respecto a la obra: "pero esa no soy yo" y él le responde: "¿y qué te pensabas?"), el arte y las ideologías (con la visita de un nazi teórico y enamorado del arte), la obsesión del artista por la obra, cómo la obra se impone a las propias expectativas del artista... 
Para mí, el trabajo de Trueba es una obra fundamental, en tanto que el de Bourdos es un mero ejercicio, bastante amanerado, de búsqueda de belleza. Qué triste el guiño que nos pareció ver en Renoir aludiendo al final de El artista... , cuando el pintor impresionista dice algo así como "si me pegara un tiro, sería un acto de coquetería".  ¿Pero es que el señor Bourdos piensa exclusivamente en términos de belleza?

Fotograma de la película

2 comentarios:

Fernando dijo...

Me alegra leer tu post, Inmaculada. Estuve a punto de ir a verla, pero al llegar al cine y leer las carteleras temí que fuera una francesada, así que no entré. Supuse lo que tú explicas, la farsa esteticista que tanto les gusta a ellos.

Espero que al menos te gustara la estética.

Inmaculada Moreno dijo...

Me pareció una película insuficiente, una postalita amanerada y vacía.
Gracias, Fernando