Nunca me ha gustado El club de los poetas muertos. Siempre me ha parecido facilona y demagógica, pero hay un detalle que me enfada especialmente de esa película y que hoy he recordado durante una de mis clases en el instituto. En clase, he tenido que razonar con mis alumnos en contra de lo que afirmaba el libro de texto; y, naturalmente, el episodio de la película al que me refiero es aquel en el que el profesor Keating hace arrancar páginas de un libro. Diga lo que diga un libro, no puede un profesor mandar que le arranquen páginas; la misión de un profesor será razonar sobre esas páginas, contraponer argumentos contra esas páginas. No sé si la mejor arma contra la tontería sea permitir que pueda constatarse -a veces pienso que la necedad también es contagiosa-, pero desde luego sí sé que la mejor manera de desautorizar un argumento es exigir la destrucción del contrario. Quien enseñe a arrancar las páginas que no le gustan de un libro se expone a que se aprenda a quemarlos.
2 comentarios:
Comparto en todo tu anti Keating
Cuánto me alegra, querido amigo, cuánto me alegra.
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