En el prólogo a la antología de Kaléko había escrito yo: "un puñado de poemas no salvan de nada". Eso creía firmemente cuando lo redacté hace algo más de un año. En esos días la vida era diferente: poesía y vida iban de la mano pero sin pisarse demasiado el terreno la una a la otra. Hoy pienso diferente. Hoy, día 21, sí que me salva la poesía; en concreto los versos de mi amigo Enrique García-Máiquez, entresacados de su libro Con el tiempo:
es traicionar a la Naturaleza.
Pero ella es la que empezó primero
(y por la espalda)
a quitármelo todo.
Hoy recuerdo en legítima defensa.
Yo también recuerdo en legítima defensa.
2 comentarios:
Muchas gracias.
A ti por ese espléndido poema, querido amigo.
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