jueves, 6 de febrero de 2014

Lluvia nocturna

   Oída desde un interior confortable, la lluvia suena a chisporroteo de leña ardiendo; su tableteo sordo, amortiguado por las paredes de la habitación templada, se parece al crujido de la madera, pero un crujido larguísimo y tenue que pertenece al "siempre",  al "novaapasarnada", a la paletada de rescoldo de la chimenea oliente a alhucema. Es fácil templar los nervios y dormirse así, escuchando cómo se regenera la tierra, cómo se limpian a la vez las calles y todas las horas que se malquistaron contigo.

Adriaen van Ostade

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