domingo, 30 de septiembre de 2012

...thou hast thy music too -

 
    La lluvia ha barrido la ciudad durante tres días y se ha llevado -al fin-, empujándola hasta las alcantarillas, la obstinada pesadez del verano. Hoy ha sido un día dulce -perdonen la cursilería-,  de sol tibio, cielo claro y asfalto limpio; un día en que ya el aire suena a otoño y la luz es amable.
    He recordado cuánto me gustaron, cuando los leí hace unos años, algunos versos de un poema de Keats. Son estos:

(...) Where are the songs of Spring? Ay, where are they?
Think not of them, thou hast thy music too -
While barred clouds bloom the soft-dying day (...)

   Lo que me lleva a volver sobre por qué leo poesía...  Pues por esto: porque en ella encuentro siempre ciertas complicidades. ¡Viva el otoño y su música de sosiegos! ¡Vivan esas nubes cerradas que hacen florecer un día que muere suavemente!


Carmen Laffón

2 comentarios:

Fernando dijo...

Eso vale no sólo para la poesía, ¿no, Inmaculada?, sino para la literatura o la cultura en general. Nos pase lo que nos pase, siempre le ha pasado antes a alguien y lo ha descrito mejor. Lo difícil, claro, es conocer la referencia y recordarla al mismo tiempo que llueve en El Puerto.

Inmaculada Moreno dijo...

Sí, sí, Fernando, eso es, eso es. Por eso el arte es tan importante, por eso no es simplemente algo bello, por eso...