jueves, 11 de diciembre de 2014

Mayor, agradablemente

   Días de solecito y de silencio, de noticias de los amigos y té caliente, de chimenea y brasero, de los primeros turrones y de lecturas breves y escogidas (el final de evaluación no da para más). Si tuviera que ponerle nombre a estos días, los llamaría "los días de la paz". Ayuda el frío, estoy segura, (cómo me gusta el solecito de los fríos del sur, que son fríos breves pero mal remediados). Está habiendo dolor en familias amigas y buena dosis de tristeza blanda en la mía, esa tristeza que saben dar los recuerdos alegres, los que pasaron definitiva e incomprensiblemente. Todo esto es así, pero, por encima de todo, una paz inaudita, impropia de mi temperamento, lo envuelve todo entre sus algodones, como madre que acuna los pucheros de del más indefenso de sus hijos. Así, de ese impensado consuelo, de esta extraña armonía es de lo que hablo... Me estoy haciendo agradablemente mayor, por lo visto.

Jan van der Kooi

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