jueves, 4 de diciembre de 2014

Pero... ¿todo eso lo ha pensado el autor?

   Ocurrió ayer en clase, pero casi todos los años se repite la situación: hacemos un comentario de texto y vamos señalando cómo se acumulan las figuras retóricas en un párrafo, de qué modo la posición de una palabra puede dar un doble sentido a determinada expresión, o la manera en que un ritmo acentual provoca la sensación adecuada... Un alumno entonces -normalmente uno de los más atentos-  acaba preguntando con asombro: "pero ¿todo eso lo ha ido pensando el autor?" A lo que una responde inmediatamente: "en absoluto".
   El proceso de creación es muy intuitivo -que es como decir que es de una inteligencia velocísima, tan veloz que no llega a la consciencia-.  Quien escribe selecciona  cada elemento del mensaje, su colocación y sus silencios, en función de un efecto, sin examinar toda su mecánica.  Es a nosotros, los que lo estudiamos, a quienes corresponde desentrañar su álgebra inconsciente.
   A veces les he contado la anécdota de mi primer jefe de departamento, el catedrático D. Enrique Durán, que me contó que en cierta ocasión se sentaba junto a no sé qué escritor homenajeado en un congreso mientras escuchaba una conferencia que le dedicaban a la obra de éste. El insigne autor se volvió hacia él cuando la conferencia estaba a punto de finalizar y le murmuró socarronamente:  "En mi vida me podía yo imaginar que yo supiera tanto"
Estilismo de Glen Proebstel



                         P.S. Escribo esta entrada el día 5. No sé muy bien por qué extraño motivo, nunca antes experimentado, esta entrada aparece con fecha del día 4. La dejo así, como extrañamente se ha editado en homenaje a un cumpleaños muy significativo para mí, muy significativo y muy muy querido.

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