domingo, 14 de octubre de 2012

Oh, MUNDO

      Hace ya algunos días que tengo el último libro de Jaime García-Máiquez. Ha venido de manos de su hermano Enrique. El volumen me llegaba precedido de las elogiosas menciones que sobre él han hecho en sus blogs críticos y poetas muy serios (a falta de atención a la poesía en general en las páginas de cultura de los medios en papel, los blogs personales están desempeñando ya para ésta la función que cumplían aquellos no hace tanto).
   Me parece un libro interesantísimo, construido sobre dos pilares firmes que yo como lectora agradezco enormemente:  a) una confesionalidad a contracorriente que es el núcleo de su contenido, y  b)  las figuras de contraste hasta el extremo del oxímoron, que son base estructural de gran número de poemas (la cita de Jorge Manrique que abre el libro nos pone ya en situación ("¡Oh mundo! Pues nos matas,/ fuera la vida que diste / toda vida").
   Ya el primer poema termina con un verso concluyente y paradójico (y no es por casualidad el poema frontal del libro): "¡Oh mundo cruel, qué suerte haber nacido!  Algunos de estos contrastes son hallazgos espléndidos como el que encuentro en el soneto VIDA DE POEMA: "un cuerpo en calma para un alma en vilo" subrayando la antítesis con un paralelismo que aparenta ser quiasmo por la paronomasia de calma y alma tan estratégicamente situada  -contenido y estética nunca se contradicen en poesía-.
   Decía que estos recursos son uno de los dos pilares del libro ,junto a su carácter confesional, y debe ser porque Jaime concibe la existencia como un  "trágico equilibrio"  y por eso en ella se va dando "sitio/ al trigo bueno entre la mala hierba", según nos dice en VIVIR DE LA POESÍA (y una vez más subraya aquí la antítesis -cómo no- con un acertado quiasmo).  Esto sólo puede ser así porque el poeta propugna una alegría que se levanta sobre el dolor y las dificultades que no se le ocultan: Jaime no es un simple ni un ingenuo, es sólo un discreto (así se autodefine) reconocedor del Bien en medio del sufrimiento, un buen contemplador de la Salvación. Y yo no quiero ocultaros aquí que uno de los poemas que recordaré especialmente es la antítesis (¿veis lo que os decía?) de la tentación de Satanás. Está en la página 58 del libro.

Por cierto que la camisa de la portada está muy bien traída; y eso que, antes de leer el libro, me pareció una pena porque me encanta la portada que oculta. Y, otra cosa:  cuando vea al autor le preguntaré el porqué del curioso juego de minúscula y mayúsculas del título, que me tiene intrigada. 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué casualidad: mientras Inma escribía esta reseña -seguramente a la vez- yo andaba por los sorianos campos de Derroñadas leyendo su último y precioso e impresionante poemario (Donde la hoguera verde). Llegué ayer noche y hoy, lo primero que leo resulta ser esto. Uno empieza a creer que nada es, puede ser, debe ser casualidad, y ésta me parece una casualidad muy grande. ¿Alguien podría decir realmente que no hemos estado juntos este fin de semana?
Qué bonito es todo lo que dices. Gracias Inma. La portada en el fondo es también un contraste: Philippe Petit jugando al funambulismo entre las torres gemelas (no puede decirse mejor que con la frase hecha: jugándose la vida). Es tan inaudito que parece un sueño.
Supongo que no serás la primera que se ha dado cuenta de la minúscula en el título, pero eres la primera en decírmelo. Es una cosa estética: se me hacía gigante la H; la primera O quedaba relegada, y su redondez no jugaba con la redondez de la palabra mundo. La H minúscula parece un signo de admiración (h), y eso me gustaba. Además, las palabras en una portada son también imágenes, ¿no?, y me gustaba esa pequeña traición a los principios básicos..., al orden establecido nada más empezar, en busca de un efecto visual.
En fin, gracias! Qué buen regalo ME hizo mi hermano regalándote el libro. Un besote, Jaime

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Enlazo tu bloga al mío, Inma. Un abrazo.

Inmaculada Moreno dijo...

Gracias a ti, Jaime, por tu libro excelente. Ah, y por aclararme la ortografía del título. Es verdad que a la interjección le conviene la "h" minúscula jajaja, muy bien visto. A mí me pareció que la portada es el icono del "trágico equilibrio" del que hablas en el poema. Y, sí, ¡hay "casualidades" que hasta lo parecen!
Un beso

Inmaculada Moreno dijo...

Gracias, Antonio ¿y cómo se enlaza una página con otra?
Un beso