sábado, 24 de agosto de 2013

Débil

   Con frecuencia, después de un dolor grande, de un golpe fuerte, se nos queda a todos una especie de miedo crónico ya para siempre, algo así como una precaución latente que no nos abandonará nunca. Incluso en la manera de andar se nota un cierto titubeo blando en aquellos que alguna vez sufrieron mucho... Tal vez eso otorgue una impronta de debilidad que es muy hermosa, muy humana.


van Gogh

2 comentarios:

alberto boutellier dijo...

Pero es señal, querida amiga, de que estamos vivos y conscientes, lo contrario sería dejarnos abrazar por la Sra. Alzheimer. Es cierto que el dolor estigmatiza más que el placer, y habría que preguntar a nuestro sistema límbico, ¿por qué?. Tal vez nuestra voluntad se aferra más a los episodios de dolor porque nos permite tener más cerca el recuerdo, aunque nos duela... no queremos olvidar... aunque suframos...

Inmaculada Moreno dijo...

Interesante observación, D. Alberto. Ay, la memoria, qué mecanismo más humanamente complicado.