sábado, 10 de agosto de 2013

El artista y la modelo

   

  Hacía mucho, mucho tiempo que no me gustaba tanto una película. Su excepcional fotografía en blanco y negro, su ritmo, el tratamiento del asunto. Se trata de una reflexión profunda sobre la ceación artística. Una joya. Ni una sola secuencia es prescindible: la relación del artista con la obra, con la realidad de la que la obra es una reflexiòn, la autonomía de ésta, el sentido de la creación... lo aborda todo con una sencillez, con una honradez estremecedoras. 



   Me sonreí en muchas escenas durante la proyección. Una, por ejemplo, fue aquella en la que el artista le muestra a la joven modelo un apunte a lápiz de Rembrandt que recoge una escena doméstica. "Muy bonito", responde ella. Y el escultor no puede menos que enfadarse. Me recordé adolescente, corriendo adonde estaba mi madre con el radiocassette en la mano pidiéndole atención. "Escucha, escucha", le decía yo, y cuando ella me respondía: "muy bonito", se me caía el techo encima... No es que la palabra enoje,  es otra cosa, es que es tal la frustración... duele esa incomprensión, y entonces entiende una el mal carácter de muchos enfermos crónicos... es el dolor de la impotencia, de la soledad profunda.

   Poder hablar después largamente con E. sobre la película fue como sentir en la cara el agradable solecito tras mucho tiempo de frío y oscuro invierno.


Fotograma de la película

5 comentarios:

albouca dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
albouca dijo...

Creo que la falta de empatía produce esa frustración.

Inmaculada Moreno dijo...

Debe ser eso, Alberto. ¿Verdad que duele?

E. G-Máiquez dijo...

Yo, que no soy esa E., me la apunto, para poder charlar contigo de ella en cuanto la vea. ; )

Gracias por la recomendación.

Inmaculada Moreno dijo...

Será más solecito. Jajajaja