Ayer fue la primera tarde con luz de otoño.
Consuela esta extraña insistencia del tiempo. Saber que no todo cambia definitivamente, que hay cosas que estaban en la época dorada de la infancia y aún persisten es como llevarte los libros más queridos y tu sillón de siempre a una casa en alquiler.
Cuando me he levantado esta mañana, al oír el silencio nuevo del aire fresco, sentí lo mismo que si hubiera sorprendido entre las páginas de un libro una foto de la infancia.
Cuando me he levantado esta mañana, al oír el silencio nuevo del aire fresco, sentí lo mismo que si hubiera sorprendido entre las páginas de un libro una foto de la infancia.
Luis Gómez Baquero
4 comentarios:
Caray, Inmaculada, qué positiva.
El primer día que yo sienta un indicio del otoño, en Madrid, me echaré a llorar.
En serio.
Pero si es que para mí el otoño es la mejor estación del año. En serio.
Vaya.
Me acordé de tu post, Inmaculada: el día amaneció cubierto y frío en Madrid. Una pena.
¡No te habrás echado a llorar?!?
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